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Note

viernes, 15 de septiembre de 2017

EL HOMBRE ANTIGUO Y LA TIERRA DE POR MEDIO

El problema de los españoles como yo es que os sentimos hermanos y por consecuencia os tenemos cariño, respeto y haríamos lo que fuera si estuvierais en peligro: amor en definitiva. Si el pueblo catalán resuelve no sentirse español, no hay más que hablar: se amputa y listo, esto pasa hasta en las mejores familias, todos los días, lo que no quita que la situación me de muchísima pena. No sé por qué, hoy he visto claro que tras la separación, la brecha se hará cada vez más grande y celosa en el tiempo (hasta quizá en el mío); también me doy pena porque lo que siento es un apego patético al no ser correspondido; no obstante, cuchillos más grandes llevamos clavados, ¿verdad?
Quizá sea todo patético y vetusto, eso de sentirse hermanos bajo una bandera, quizá basten mil años para que desaparezcan (las banderas). Mirando al futuro, la impresión -mía, inexacta pero mía- que me da es que la segregación es un paso en falso.
Si al final acabamos lejos, las partes no han de olvidar que todo ha sido fruto de valores que nada tienen que ver con la fraternidad, el sentido común ni la inteligencia; sino con la codicia, la ignorancia, la zote prepotencia de terceros (que jamás se han sentado a comer con nosotros en la mesa) y elementos tales que no entienden de fronteras pero sí de carne.
THA