elefantes

elefantes
Note

sábado, 26 de noviembre de 2022

ÚLTIMO ROUND

Llamo a un amigo y le pregunto por la liga regular murciana. “Si ganamos 4-2 al Beniaján quedamos campeones de división de  honor. Es el sábado 26, pásate a vernos”. Me dice. ¿Cómo no iba a acudir a animar a mis compañeros de ajedrez y del colegio de toda la vida?

La última ronda se celebra en el Rincón Huertano de Beniaján; una huerta/cortijo murciano-sala de celebraciones donde se desarrollan actos como graduaciones, convites de bautizos, etc.  Se trata de una ronda especial ya que todos los equipos de la liga murciana juegan en un mismo espacio. Se trata de la fiesta del ajedrez murciano.




El equipo al que animo es con el que aprendí a jugar al ajedrez y a competir, el CDA Lapuerta, cuyo nombre le viene del barrio José María de Lapuerta de Cartagena (España).

Beniaján tiene un gran equipo con varios grandes maestros.  Estos son los emparejamientos:



Beniaján supera en ELO al equipo cartagenero por goleada, incluyendo dos grandes maestros en las primeras mesas, uno es el número 47 del mundo.





Llego algo tarde, los jugadores llevan una hora luchando por alcanzar un medio juego respetable. Plaskett y Lara mantienen posiciones complejas e incómodas. No sé valorar la ventaja en estas dos partidas pero me dan mala espina. Luis Fernández tiene un lío en el flanco de rey, con amenazas de dobletes y sensación brutal de tener  el rey negro en bolas: sudor frío.
La segunda mitad de la mesa es otra historia, es como la cara B del disco de N. Young, On The Beach.  Tenemos a José Moreno, Rebeca Jiménez y Hugo Garijo metiendo fuerte. José tiene delante a un hombre enmascarado: Borja Navarro, maestro fide murciano. No sé si se encuentra débil o enfermo pero se medio-oculta tras una mascarilla FP2. Con virus o no, Borja sufre en silencio el agobio de un rey en el medio, y la tortura de la gota china al tener las piezas mal colocadas: Highway to hell.  Rebeca tiene sus piezas negras bien colocadas, con la dama y las torres mirando a un rey enrocado en el flanco de dama algo desprotegido. El contrincante vacila con sus peones en flanco de rey, los lanza hacia delante (el peón solo tiene un sentido) y pierde unos tiempos que debería haber utilizado para apuntalar la defensa. Hugo tiene una buena posición, ataca, me descuido un poco y ha hecho tablas. Yo lo veía mejor pero probablemente la contienda estuviera equilibrada y lista para sentencia.

Casi todos los Lapuertanos se cuelgan de tiempo, lo de Plaskett es tremendo, le quedan muy pocos minutos y a Fedoseev cuarenta. Lara realiza un intercambio de piezas y como por arte de magia, Ibarra saca un conejo de la chistera, ataca fácil el peón de rey con caballo y alfil y a la vez, el enroque del rey blanco. Lara intenta defenderse pero Ibarra tiene el cálculo hecho y la partida se acaba. Mi colega me dice que ha hecho una basura… un mal movimiento del alfil, no sé qué más…  1,5 a 0,5 a favor de Beniaján. 

Plaskett empieza a jugar rápido por la cuenta que le trae, Fedoseev escribe torcido en la planilla, se sale del rectángulo, ¿indicios de nerviosismo? Lo cierto es que toda la presión que ha ejercido sobre el rey de Plaskett, con el alfil, la dama y la torre… se va disipando. Plaskett tiene mejor estructura de peones en el flanco de dama y no tengo duda de que apretará si tiene oportunidad. Hay intercambio de damas, el rey negro de Plaskett está clavado por el alfil, las torres de distinto color disputando la columna de e… y un peón débil blanco subiendo hasta arriba, como un salmón remontando el río, destinado a palmarla más temprano que tarde. Intercambio de torres, simplificación y Plaskett amenaza con moverse con ligereza por el tablero tras zamparse el peoncito.  Don José desatornilla la tierna posición de Navarro hasta meterlo en una red de mate con medio tablero lleno de piezas. Un mate digno de Shaquille O´neal. Empate a 1,5. Rebeca a lo Plaskett… con el reloj “vacío”… o como dice el Comandante Lara: “más agobiada que Belén Esteban en cifras y letras”, moviendo las piernas a lo San Vito, va encontrando jugadas precisas de pura intuición, acorralando al rey contrario que se encuentra postrado en un catre frío y harapiento. El alfil de casillas negras es Dios, controla la diagonal f8-a3, apoyando la subida de dama. Rebeca mira unos segundos la cara de su contrario: el blanco está pálido, como si no entendiera nada, creo que piensa que Rebeca está moviendo dos veces y él ninguna; boquea en la cubierta cual pez pescado, pero con mejor suerte, simplemente se rinde y Rebeca lo devuelve otra vez al mar… la vida sigue:  1,5 a 2,5.  Pesca deportiva.


Vuelvo a la partida de Luis y recuerdo la frase final del Gran Lebowski  en la que “el Nota” dice hablando en tercera persona: “el Nota aguanta, tío, el Nota aguanta”. Pues eso, ¡Luis Fernández aguanta! Y es más, tiene ventaja. La gesta puede darse, los presentes murmuran y chistean. Pero el apurazo de tiempo se la juega, pasa por alto una jugada “inter-mierda” de dama y pierde la partida… que no se preocupe, todos hemos sido ése individuo, que se lo digan a Roberto Baggio (final del mundial del ´94). 2,5 a 2,5.

Ya es imposible la gesta, pero todavía sigue en juego la mesa 1. Plaskett sube sus peones del flanco de dama y parece que corona, Fedoseev lo evita sacrificando la torre. Ahora solo queda en el tablero la torre negra de Plaskett en la columna de b, y el rey blanco por delante de su peón blanco de a, ahogado. La penúltima jugada de Plaskett dice mucho de él, Rey a1… el blanco corona con torre, torre por torre, y rey por torre, terminando la partida con cada rey en una esquina. Amor por la simetría. 3 a 3.

Sería indecente finalizar la crónica sin añadir que el equipo B, comandado por el gran Abel Ojaos (ha finalizado a su contrincante mediante un mataleón en el 4º round, titán), ha ganado su match y logrado subir de primera a división de honor. Tremendo, el año que viene el CDA Lapuerta tendrá dos equipos en la máxima categoría.

Por último y mención no menos importante: el equipo C también sube de categoría.

Mi enhorabuena al club. El éxito no llega por casualidad.

  

lunes, 15 de agosto de 2022

SUEÑO DE UNA SIESTA DE VERANO

Por motivos muchas veces ajenos, alguna vez duermo la siesta. Suele tratarse de una hora más o menos, y con frecuencia recuerdo lo que estaba soñando, ya que recobras la vida en la fase más propicia para que esto suceda. Hoy he vuelto a soñar con mi abuelo: más bajo, delgado y ágil que en sus últimos años. Siempre es muy vívido cuando aparece, la conversación es similar a la de otras veces y la sensación al despertar es suave y de felicidad.

Caminamos lentamente por una calle recta y amplia, recogida por edificios altos y propios de gente humilde; el sol se encuentra arriba pletórico,  los adoquines brillan como espejos dando la sensación que caminamos por una lengua de mar hacia el horizonte. Mi abuelo lleva sombrero y gafas negras, viste una camisa blanca y pantalón beis.

Hay una vaga sensación a que no debería estar pasando pero ahí estamos los dos. A cierta altura encontramos una escalera a la derecha, empezamos a subir peldaños, se cansa, para, me giro a él y le abrazo. Le digo: es increíble que estés todavía aquí, estoy tan contento de pasar estos ratos contigo… jamás me arrepentiré de no haberte disfrutado.

 

sábado, 30 de julio de 2022

OTRO DÍA CUALQUIERA

 Doy voz a los que sienten que tiran sus días a la basura, a aquellos cuya monotonía espesa redondea cualquier saliente.

Hoy es San Joaquín y Santa Ana, también el día de los abuelos según dice mi abuela, ya que Joaquín y Ana eran los padres de la virgen María; lo cantaba también Camarón: “San Joaquín y Santa Ana eran los dos canasteros, abuelos del niño Dios que era gitanito y de los buenos”.

Media mañana ha transcurrido pinchando pacientes en el servicio de radiología, mirando “el pellizco” al microscopio, e identificando en casi todos ellos cáncer o metástasis. Luego he informado algunos abortos, biopsias de endometrio y piezas de mastectomía por cáncer de mama. Un caso fatal el de mi compañera que ha recibido un estómago con una rotura de 7 cm de largo: una paciente bulímica ha comido hasta reventar… Posteriormente se estudia, casi por curiosidad, un pequeño trozo del contenido gástrico: al microscopio da la impresión de ser carne, pollo probablemente, tiene mucho músculo y cartílago, incluso piel. A través de los oculares puedes imaginar la lamentable escena previa a la visita a urgencias.  Pienso que la mujer morirá probablemente, pienso que su familia ocultará en el pueblo la causa de la muerte...

Salgo a las 15 horas del trabajo y me dirijo a casa de mi madre para comer estofado de ternera, nada mejor para combatir el gélido día de los abuelos. Mi tío Jesús está pintando la casa; a pleno sol ha pasado toda la mañana recibiendo órdenes de su hermana mayor Agustina, la-madre-que-me-parió. Él pensaba que iba a pintar una pared, pero ha caído en una trampa que yo conozco muy bien. Me reconozco en la mueca de mi tío cuando Tina le dice que pinte también por debajo de la teja… Es un gesto de dolor, indignación y morbo por conocer el límite del cuerpo de uno, y de la perversión del otro.

-Va a darle algo, mamá _le digo.

-Bueno, bueno _dice mi madre_¡JESÚS! Venga baja que te va a dar algo.

-¿¡Qué me va a dar!? _Le pregunta mi tío.

-¡Un golpe de calor! _responde mi madre.

-¡Un golpe de calor en mis cojones! _Continua mi tío...

Mi madre se ríe ante la respuesta y me dice “en realidad lo que se empieza hay que terminarlo, cuanto antes mejor, que si no el ser humano no avanza”. Mi madre piensa como Mike Tyson o Usain Bolt.  

Después del rato en casa, mi día insulso continúa. Voy a una gasolinera y lleno el depósito: 89 euros. Llega una señora de unos 50 años al volante de un todo-terreno mientras estoy pagando, se asoma por la ventana y espeta “10 euros de gasoil”. Le digo a la gasolinera introduciendo mi pin en el datáfono que “se va a hinchar”, me río solo.

Quiero comprar un coche y me dirijo a “la Toyota”  a conducir por primera vez un automático, pero antes paro a tomar un café con hielo. En la barra del bar hay un tipo sucio con la vestimenta de Repsol, tiene el brazo lleno de tatuajes, no para de mover nerviosamente la pierna derecha mientras bebe un cubata que podría ser “Ballantine´s-Seven up”; alguna vez he tomado eso de fiesta, ahora me parece una bebercio de algodón de azúcar infumable. Tres tipos de mi edad aproximadamente, pero peor conservados, se acercan a la camarera a preguntarle por el nombre, se ríen, le dicen algo y esta les pide el DNI para que puedan entrar a la sala de juego; se les nota una alegría contenida, como si fueran a perpetrar un acto prohibido y nada les fuera a detener. El más flaco se queda mirando fijamente a la camarera, como si con los huesos de su cara fuera a hipnotizarla, pero esta se gira hacia otros clientes y los mindundis se internan por fin en la sala jackpot. La verdad es que en el bar no pasa absolutamente nada, nada de nada.

En el concesionario me atiende Pedro, un hombre con unos ojos que si yo los tuviera no tendría que ser simpático. Subimos en su C-HR y vamos a dar una vuelta por el polígono: me enseña las nociones básicas en un aparcamiento vacío y salimos a la autovía. Mientras conduzco me acuerdo del padre de Manolo Tousidonis; no recuerdo qué coche conducía al recogernos del aeropuerto de Jerez, allá por el 2007, cuando le aseguré que aquel era un buen coche, que iba suave. Me corrigió y no era para menos, yo no tenía ni carnet… Me dijo que no era el coche, que era el conductor. Entonces vi cómo reducía, frenaba, aceleraba y todo eso. Cambiar de marcha sin que el copiloto lo note e ir a una velocidad media-alta es algo que debería proponerse todo conductor, algo que desaparecía con la conducción automática…Todos estos años intentando conducir como el señor Tousidonis arrojados a la basura.
La verdad es que Pedro hace bien su trabajo, le agradezco el tiempo invertido y salgo hacia una tienda donde tengo un pedido de dos hamacas y una sombrilla que no llega. Después de esperar dos personas que tenía delante, me confirman que todo estará la semana que viene, como ya me dijeron la semana pasada.

Voy con el tiempo justo, he quedado con mi abuela y mi madre en que las recogía para ir a la Jijonenca a llenar el buche de helados. Se añade a la aventura la cuidadora de mi abuela, Mirna y mi hermano Samuel. La verdad es que estaban riquísimos los helados, el que más nos gustó fue el tropical. Después de tratar temas triviales, estuvimos recordando al abuelo Modesto, le echamos mucho en falta. Recordamos cómo en Navidad brindaba por mí delante del resto de nietos e hijos, algo que al principio me avergonzaba pero que con los años logré disfrutar, por su afecto primero y por las caras que ponían algunos después… Ahora mismo no me perdonaría no haber saboreado esos momentos, esto lo digo en alto y mi madre se hincha y regocija; eso está bien, pienso. Enorgullecerse de la familia es algo grande, aunque el motivo sea una mera anécdota. A la hora de pagar mi madre se adelanta con un comentario: “Paga David, porque él tiene mucha suerte”. Me hace gracia la frase, da igual si tiene mucho sentido, lo que dice Mike Tyson va a misa.

FIN