Las aguas cayeron serenas y constantes hasta satisfacer la tierra. En un descenso del terreno se formó un hermoso charco; lancé una piedra y claro, se produjo el efecto del sólido sumergido en el líquido. Las ondas circulares se extendieron hasta disolverse en el agua. Pensé, y te abracé. Ésa es nuestra historia: el pensamiento lo volcamos en una acción y esta se expande hasta disolverse en la humanidad.
Carmen Izquierdo Gallego