Andas delante, me das la espalda y yo ando y te miro
ese vestidito a rayas rojo y negro
a lo athletic club de Milán
que te cae hasta un palmo arriba
de tus rodillas blancas...Maravillosamente blancas.
Guardas tus manecitas en unos bolsillos
simpáticos y holgados
que nacen justo a dos dedos de tus piernas
dirigiéndote a tus codos:
¡"capitanes a bracear"!
Cada paso que das, aunque no lo sepas
es aprovechado por la luz que nos da
para colarse entre tus piernas...
Y entonces es como si no llevaras nada,
maravillosamente nada, tu parte de atrás.
THA
No hay comentarios:
Publicar un comentario