Humo de los días eternos, hoy toreo vuestra sombra afilada: vuestra sonrisa y besos, el tacto silencioso de vuestro pelo, el perfume lejano de vuestras casas...
Ya nunca seremos hombres, eso lo sé, sólo puñales hundidos en la carne de la emoción. En la congoja del tiempo encuentro la satisfacción de que sois míos para siempre. Joderos.
THA
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