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Note

domingo, 21 de marzo de 2021

UNA TARDE CUALQUIERA

Ese aroma a casa abandonada, de cueva en la cantera, de depósito de agua, de colegio jubilado o ex-sanatorio de tuberculosos, tumbas húmedas de ladrillos rojos...

En aquellos lugares nos metíamos de pequeños: era mucho más fácil sollarse las rodillas cada 5 minutos que tener amigas. Normalmente había que subir por una gran tapia blanca, que podía tener trozos de cristales arriba. Una vez dentro, las paredes estaban llenas de faltas ortográficas. Aquellos lugares sombríos de supuestas jeringuillas y mierdas secas amagadas bajo el escombro; de palomas criando en cada rincón como si no hubiera un mañana; de meadas amarillas contra la pared desconchada y quebradiza, arañas de culo gordo y negro, de patas largas.

Y lo reconfortante después de todo: saber que la pelota de fútbol estaba fuera, fiel y despellejada, ahuevada por los punterones que le daban los que no podían tirar más fuerte, como yo.

Lo único que echo de menos es a mi abuelo gritándome desde el porche, era increíble, todo el pueblo escuchaba mi nombre. Si alguien me hubiera preguntado, no te da vergüenza que te llame así? No hubiera entendido nada: la mesa estaba puesta. Ojalá hoy me siguiera llamando.

THA

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