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Note

martes, 13 de abril de 2010

El cielo se viste

EL CIELO HOY ESTA BONITO, SE HA COMPRADO UN TRAJE

El cielo estrena ropa. No necesita gafas de sol, tampoco de las de ver, porque es el cielo y no tiene ojos. ¿Donde habrá comprado ese traje? Si el cielo no tiene manos ni dinero guardado en el santander central hispano, le habrá dicho a alguien que se lo compre y despues le habrá pedido que se lo pusiese, primero los pantalones y después... no puede ser, definitivamente, no puede ser porque es el cielo y no tiene tampoco piernas.

Ya sé ya lo entiendo todo, le habrá pedido al sol que hable con una lupa, claro una lupa, eso es.

La lupa habló con un banco de madera, le dijo al banco, “A las 5 de la tarde me ha dicho el sol que tengo que escribir encima de ti, te va a doler un poco, pero es que el cielo le ha pedido al sol que quiere un traje nuevo, a las 5 te pasas por aquí ¡¡¿vale?!! que es cuando el edificio dobla la esquina y se aparta un poco para que el sol eche el rato en la plaza, no quiero impuntualidades, de acuerdo”. El banco de madera no respondió, porque los bancos no hablan, pero no hizo falta respuesta por su parte porque tenia cara de ser buena gente y algo le decía a la lupa que era banco de confiar. Deposite su confianza en este banco, pero en este solo. Y así fue gente, a las 5 de la tarde en una ciudad bien conocida por mí llegó la lupa se sentó en el banco y empezó a tatuar las pertinentes exigencias de nuestro cielo. El banco de confianza no se quejaba de las leves quemaduras pero esto ya lo sabíamos todos porque los bancos de madera no tienen sistema nervioso, los de piedra y metal si pero los de madera no. Después llegó alguien, una persona que se sentó en el banco, cogió su periódico y empezó a leer, era una persona mayor, se le veía tan inteligente, miró la sección de las esquelas y vio conmocionado como se escribía solo en el periódico su nombre, pues sí, se murió en el banco de confianza, quizás no es de tan confianza, o puedes tener toda la confianza de que si te sientas te vas a morir, lo que sé es que a mí no me apetece mucho morirme y mejor me siento en otro, bueno no, me siento en éste, lo único que tengo que hacer es no leer la sección mortal de los periódicos.

Llegó la policía y con un papel de cebolla empezaron a sacar huellas porque la muerte había sido muy extraña y pensaron que habían puesto algún veneno en el banco de confianza, a mí me da igual , mañana me voy a sentar allí y me voy a comer unas cuantas castañas calentitas, las duras las voy a tirar preferentemente a una papelera pero es que en esta ciudad tan conocida por mí, escasean las papeleras. Los únicos hallazgos evidenciados por la nuestra policía fué el mensaje que dejó la lupa en el banco. “el cielo es el culpable de la muerte de este lector senecto, confía en lo que te digo que soy un banco de confianza.” La policía detuvo al cielo, al calabozo. Ojo por ojo, sentencia de muerte, claro que sí, el ser humano puede conseguir todo lo que se proponga y si además es estúpido y carente de propósito lo hace más rápido. Muerte en la silla eléctrica. Los verdugos iban tan acorbatados como acobardados, el cielo le dijo “No te pongas nervioso, solo vas a matar al cielo, te imaginas si fuera una persona?” El verdugo respiró más tranquilo y antes de darle al interruptor recordó acorbatadamente todo él, que tenía que ofrecerle su última voluntad.

El cielo tenía pensado decir “ que esto no vuelva a pasarle a nadie ni inocente ni culpable que reine la justicia y el sentido común” el cielo que es muy listo, supo cambiar de deseo en el último instante pensando que por mucho que se pidan cosas así el ser humano lo estropearía todo al final.
“Quiero un traje nuevo” Los verdugos mandaron hacerle un traje al cielo, el más bonito que se haya hecho. Los verdugos acorbatados le preguntaron que como era posible que hablase si no tenia boca, que como había conseguido hablar, el cielo le dijo, el traje, lo vais a hacer ¿no? Si respondieron ellos, después me lo ponéis vale porque yo no tengo brazos, los verdugos acorbatados siguieron preguntando... pero como eres capaz de... El cielo les cortó y dijo por favor, darle... Darle ya al interruptor.

Le dieron al interruptor, menuda estupidez, como iban a ejecutar al cielo con una descarga, si allí arriba se suceden las mayores y feroces tormentas eléctricas, era lógico puesto que el ser humano es estúpido, yo no señores y amas de casa aquí presentes porque me lo ha dicho mi madre, que yo soy muy listo como el cielo e igual de bonito que el sol. Ningún símil respecto a la lupa ni al banco de madera pero se que ella sabe que soy un chico de confianza y que puedo quemar cosas.

Le trajeron el traje se lo pusieron y se despidieron todos con un fuerte abrazo aunque fue difícil porque el cielo no es consistente. Allí arriba le he visto esta tarde, qué tío, iba hecho un pincel. Le he dicho que a ver si un día nos tomábamos unas cañajas en esta ciudad bien conocida por mí, me preguntó que si era David el inteligente-diligente, que así es como me conocen los terrícolas, le dije “no tanto pare”, el me dijo “eres muy listo david” yo dije “no hombre no, tu eres más listo crepúsculo”, ¡No! me dijo el cielo.
“Venga no vamos a chuparnos las pollas vete que viene lloviendo”me dijo, venga hasta otra tío, dije yo..

Y así pasó todo, el cielo no podía ir más elegante ese día, me regaló el atardecer más bonito que yo haya visto jamás.

Cádiz, tacita de plata, luz infinita.

THA

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